Reseña del documento: Prefacio al Diccionario de nuevas formas de lectura y escritura


Reseña del documento: Prefacio al Diccionario de nuevas formas de lectura y escritura
Eloy Martos Núñez y  Mar Campos Fernández-Fígares
2013
El diccionario trata de abordar los nuevos fenómenos de la lectura y escritura en relación con los modernos paradigmas científicos  de las humanidades, las ciencias sociales, las tecnologías de la información y la comunicación, la biología y la ecología. La red de universidades lectoras es una red de más de 40 universidades de Portugal, España, Italia y Latinoamérica que trabaja de forma transversal y multidisciplinar estas temáticas.
Este diccionario rescata los conceptos de polifonía y dialogismo de Bajtin para entender la pluralidad de manifestaciones y el juego dialógico que ha impuesto la cultura electrónica. La lectura-escritura electrónica supone mutaciones pues promueve lo fragmentario, la lectura social o conectada. Los textos, su uso y su percepción son los que cambian en un nuevo tiempo cultural de posmodernidad y globalización, existe una convergencia entre literatura e informática. Julia Kristeva denominaba “Escritura crucigramística” a lo que hoy serían  prácticas ciberliterarias, incluso mucho términos de la física y la sociofísica se involucran en la lectura.
Henry Jenkis ha definido dos ejes de la cibercultura en torno de dos conceptos: “Convergencia de lenguajes y cultura participativa”. La característica de la época es el gusto por la narrativa , la ficción y su apropiación-personificación (embidement) como actitud por la cual el lector acerca el texto a sus propios esquemas cognitivos y corporales (Fenómeno “fan”, cosplay etc.)
Giustavo Bombini asegura que hay que indagar las nuevas formas culturales y manifestaciones para ponerlas en valor junto a la diversidad de escenas de lectura y de los distintos modos en que  la cultura escrita se convierte en objeto de apropiación. En el mundo actual se generan diversas prácticas que muchas veces son marginadas. La idea de “rizoma” subraya el papel de una red acéfala, multilocal y por supuesto desjerarquizada, lo cual contrasta con la visión centralizada de la cultura, focalizada en centros hegemónicos asociados a status de privilegios.
Un espacio letrado en el contexto de la sociedad de la información es por naturaleza híbrido y puede incorporar prácticas cercanas a la transliteratura. Antes de la aparición de la imprenta todo era: inestable (las versiones orales cambiaban) colectivo (todo es de todos) performance (juglares, lectura en voz alta) la afinidad entre cultura preletrada y posletrada no es un retroceso sino una recontextualización. Los nuevos alfabetismos y las nuevas manifestaciones han ampliado nuestra comprensión de la realidad. Se llama “Transliteralidad” a la capacidad de leer, escribir e interactuar a través de una gama de plataformas, herramientas y medios de comunicación desde la oralidad hasta la escritura, televisión, radio, cine o redes sociales digitales.
Necesitamos superar la oposición impreso-digital y favorecer un proceso amplio de inclusión cultural que suponga el fenómeno de un lector “polialfabetizado”. En todo caso la competencia lectora y escritora no sólo es clave para participar en ámbitos profesionales es, ante todo, carta de ciudadanía, es decir, la forma de participar y construir el discurso social.
La modernidad letrrada debe asocial estas tecnologías al desarrollo del intelecto, debemos invitar a los neolectores a que descubran los libros y lecturas de todo tipo que quieran “habitar”.


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